Fecha: Primera mitad del siglo XVI

Dimensiones: 263,39 gr. 700 mm.

Procedencia: Colección Laiglesia


Esta medalla, acuñada en 1521 en Nuremberg, presenta en el anverso la efigie juvenil de Carlos V, a la derecha. Cabeza coronada, cabello largo, laso, rostro imberbe; detrás, CAROLUS:V:,y delante, RO: IMPER: Viste coraza y lleva collar del Toisón, todo ello rodeado por una orla de catorce escudos con corona y, en la parte superior, eslabón coronado entre dos columnas unidas por una cinta con el lema PLUS-ULTRA. El reverso carece de leyenda. En el centro del campo, águila bicéfala, nimbadas las cabezas, y en el pecho, el escudo partido de Austria y Hungría, A ambos lados, entre el cuello y las alas, la fecha 15-21. Orla formada por trece escudos coronados, diferentes de los del anverso, interrumpidos en la parte inferior por un adorno circular, dentro del cual hay una N (Nuremberg].

El rostro de Carlos V expresa concentración y cierta gravedad, que contrasta con su juventud, imagen necesaria en el periodo de tiempo que se inicia con las desmesuradas obligaciones que contrae en esa fecha. El relieve alto y la profundidad del campo de la medalla por el alzado de la orla permiten crear un juego de luces y sombras al contemplar el retrato metálico. De gran módulo y peso, y de factura limpia y simple, tuvo un gran éxito porque representaba los adelantos técnicos de los maestros de Nuremberg, así como por ser atribuida a Durero.

El apogeo de la medalla renacentista alemana culmina en la primera mitad del siglo XVI. Su originalidad radica: 1° En su técnica, basada en la tradición de los orfebres alemanes, de una parte, y de otra, en la talla de madera (de boj, en general) para la escultura. No hay que olvidar que Alemania fue la patria de la xilografía (placas de madera grabadas a cuchillo), de donde surgirá la imprenta más tarde. 2° Admiración por el retrato realista y la Heráldica en general. 3° Área geográfica reducida (Nuremberg, Leipzig y Augsburgo]. 4° Periodo de tiempo relativamente corto, de Carlos V a Maximiliano II. Alberto Durero (l471-1525) fundó una escuela de pintores en su ciudad natal, Nuremberg, que se hizo célebre en toda Alemania. Destacó en su manera de concebir y tratar el retrato, intentando darle una profundidad psicológica, así como en la pintura religiosa. Viajó por todo el país y fue a Venecia y Bolonia para perfeccionarse, aunque ese viaje a Italia no influyó en su concepción artística. De vuelta a Nuremberg realizó un busto para el emperador Carlos. En 1520 se trasladó a los Países Bajos, en donde comprobó su extendida reputación al ser nombrado pintor de la Corte Imperial por Maximiliano

I, obteniendo después la confirmación en dicho cargo por Carlos V, quien le permitió el uso de un escudo de Armas. Gozó de la amistad y admiración de los sabios y artistas que fueron sus contemporáneos. Considerado el mejor grabador de todos los tiempos, se dedicó a este arte especialmente entre 1507 y 1513, realizando sus mejores obras durante ese periodo. Tuvo una especial delicadeza en la utilización del buril, alabada por todos. Se distinguió como matemático y escritor de arquitectura, publicando varias obras desde 1525 hasta el final de sus días. Fue atraído también por el nuevo arte en metal, como otros humanistas de su tiempo. Algunas de las medallas en las que aparece su conocido monograma le han sido atribuidas, y también otras importantes sin firmar. Durero representa el artista completo, símbolo de una época, con inteligencia y fantasía germana; conocimientos técnicos que, a su vez, desarrolló; con dotes de observación y capacidad de trabajo, así como una gran creatividad que, en algunas de sus obras, se traduce en un cierto sentido misterioso.

Bibliografía: Álvarez-Ossorio, F., 1950, p. 116; Babelon, J., 1927,pp.98 Yss., fig. 1.


Texto procedente del Catálogo de la exposición Tesoros de la Real Academia de la Historia. 2001. Ficha escrita por Mª Cruz Pérez Alcorta