Biblioteca

Introducción

La Real Academia de la Historia posee una Biblioteca indispensable para el estudio e investigación de la historia de España y de la América hispánica. No sólo hay en ella una gran colección de libros y folletos impresos sino también un riquísimo fondo de códices y documentación manuscrita que abarca desde la alta Edad Media hasta la actualidad. La Academia atiende a la conservación y descripción de este gran patrimonio bibliográfico y documental, mantiene una sala de lectura abierta a los investigadores, responde a la gran cantidad de consultas y solicitudes de reproducción documental que recibe, lleva a cabo programas sistemáticos de microfilmación y digitalización de las colecciones manuscritas, y colabora con otras instituciones públicas y privadas para la difusión y, en su caso, préstamo de libros y documentos.

Descripción

El fondo impreso de la Biblioteca consta actualmente de más de cuatrocientos mil volúmenes, entre ellos doscientos incunables, incorporados por compra, donación o legado de académicos, personas particulares, instituciones y editoriales, o bien por intercambio con el Boletín de la Real Academia de la Historia; este último procedimiento permite mantener una amplia colección de publicaciones periódicas. Entre los legados hechos por señores académicos destacan dos: el de don Eduardo Fernández de San Román, marqués de San Román, que se incorporó a la Biblioteca en 1888, y el de don Ángel Ferrari Núñez, cuya biblioteca, especializada en historia medieval, está formada por 30.000 volúmenes.

El fondo manuscrito está formado por más de un centenar de colecciones de características y contenido muy diversos, todas ellas dotadas de los correspondientes instrumentos de descripción. Destaca la colección de códices, con más de cien ejemplares, entre ellos algunos tan singulares como el Códice Emilianense, del siglo IX, en cuyas glosas marginales se hallan las primeras palabras escritas en castellano y en vasco, un Beato miniado del siglo XI, unas Etimologías de San Isidoro de los siglos XII-XIII, y el conjunto de los manuscritos en árabe y aljamiado procedentes, en su mayoría, de las colecciones de los académicos don Pascual Gayangos y don Francisco Codera.

La mayor parte de las colecciones contienen los trabajos de investigación de los propios académicos y otros historiadores de los siglos XVIII, XIX y primera mitad del XX. La de mayor volumen es la formada por don Luis Salazar y Castro a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, que ingresó en la Academia en 1850, integrada por más de mil seiscientos volúmenes con setenta y ocho mil documentos y crónicas medievales y de los siglos XVI y XVII. La colección se ideó para llevar a cabo estudios genealógicos pero posee gran valor para la investigación de los más diversos aspectos de la historia de España, lo mismo que la llamada colección Pellicer o “de grandezas de España”.

Hay varias colecciones especialmente importantes para la historia de América. La primera, sin duda, es la formada por don Juan Bautista Muñoz, comisionado por Carlos III para escribir una historia de la América española y fundador del Archivo General de Indias. La colección ingresó en la Academia en 1818.

Destaquemos también las colecciones relativas a la historia y actividades de la Compañía de Jesús en España y en las misiones ultramarinas entre los siglos XVI y XVIII: la llamada Biblioteca de Cortes y la colección Jesuitas. O la formada desde el siglo XIX con los informes de las Comisiones Provinciales de Monumentos, especialmente útil para la historia de la arqueología y las artes.

Nuevas donaciones o adquisiciones de fondos para la historia de los siglos XIX y XX han enriquecido la Biblioteca en los últimos años. Entre ellos destacan los archivos de don Ramón María Narváez, don Eduardo Dato, don Natalio Rivas, don Álvaro Figueroa, conde de Romanones, o el de la Institución Libre de Enseñanza, y los legados de don Pedro Laín Entralgo, don Fernando María Castiella y don Jaime de Piniés Rubio.