adolfomartingameroEl pasado viernes 3 de febrero de 2012, el director de la Real Academia de la Historia, don Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón rindió homenaje al legado de don Adolfo Martín Gamero y González de Posada, e hizo entrega, en sesión solemne, de la Medalla de Oro de la institución a doña Lucila Martín Gamero, hija primogénita de don Adolfo y representante de la familia, en reconocimiento por la donación de los documentos que se integran, desde ahora, en nuestro Archivo General.

Don Gonzalo Anes agradeció a doña Amalia Martín Gamero y González de Posada que los hubiera ordenado y catalogado con gran diligencia y perfección, por lo que los documentos podrán consultarse desde ahora, cumpliendo con ello uno de los principales fines de nuestro Instituto.

Adolfo Martín Gamero y González de Posada, nieto del jurista Adolfo González Posada y biznieto del historiador Antonio Martín Gamero, realizó sus estudios primarios en la Institución Libre de Enseñanza y los continuó en el Instituto Escuela, en donde hizo el bachillerato. Se licenció en Derecho en la Universidad Central de Madrid y amplió estudios en Francia, Reino Unido y Alemania. Hablaba francés, inglés y alemán.

Ingresó en la carrera diplomática en 1946 y en 1947 fue destinado como segundo secretario de la Embajada de España en Dublín. Pasó, en 1951, a la delegación de España en Berna, donde permaneció hasta 1955. En ese mismo año, fue nombrado cónsul general de España en Pau. Fue después Director General de la Oficina de Información Diplomática, siendo ministro Fernando María Castiella. Por entonces, el Ministerio de Asuntos Exteriores experimentó notables cambios, gracias a la eficacia inteligente de Castiella y del equipo de jóvenes diplomáticos que supo formar, en el que destacó Adolfo Martín Gamero por su inteligencia y preparación.

Posteriormente, Martín Gamero fue nombrado cónsul general en Nueva York en 1968. En los años 1972-1975, fue embajador de España en Rabat, en el tiempo de la “Marcha verde” y de los problemas planteados en Sahara occidental. En tal coyuntura, actuó con sumo acierto.

Después de la muerte de Franco, el 12 de diciembre de 1975 fue nombrado ministro de Información y Turismo. Desempeñó el cargo hasta la disolución del Gobierno, en julio de 1973. Como ministro, promovió la liberalización de la prensa, autorizó la publicación de los diarios El País y Avui y activó el Premio Cervantes.

Al cesar como ministro, fue nombrado presidente del Consejo Superior de Asuntos Exteriores.

En 1979, fue nombrado embajador de España en Berna. Permaneció allí hasta 1983, año en el que se jubiló. Como embajador en Berna, tuvo que resolver los problemas que planteaba la creciente inmigración de españoles, gestionar que se les concediesen los derechos sociales y el derecho al voto.

Adolfo Martín Gamero fue un gran lector, interesado por la buena literatura. También destacó por su afición al arte y por ser un buen deportista. Con sus hermanas Amalia y Sofía, supo ser fiel a los principios institucionistas en los que se educaron, según la tradición familiar.